Galería lugares

Mercedes Gómez-Pablos lleva la pintura en su sangre, en una sangre alterada, espesa y caliente, que deja su impronta en cada cuadro.
Mercedes pinta con el corazón abierto y con hambre de pintura.
El pincel y la espátula hienden la tela, casi la desgarran, por un afán de penetración, por un deseo de dejar en el lienzo la huella del color apresado en una sensibilidad de muy honda raíz española.
Manuel Sánchez Camargo