Conocer el trabajo de un artista es asomarse a una ventana cuyo paisaje sabemos que va a sorprendernos.
Su mundo, sus gustos, sus inquietudes, su inconsciente y su manera de expresarlos puede convertirse en un viaje trepidante que realizamos a veces en un segundo y sin movernos ni un milímetro.
Da igual el lugar en el que descubramos el trabajo de un artista, pero nos encanta facilitar el encuentro.